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Petro y el fiscal Barbosa, una pelea de gallos para caldear el segundo semestre del año

Con la oposición fragmentada tras su fracaso electoral y sin líderes claros, el jurista ha ido abonando un papel de opositor al Gobierno

Inés Santaeulalia
El presidente de Colombia, Gustavo Petro y el fiscal general de la Nación, Francisco Barbosa.
El presidente de Colombia, Gustavo Petro y el fiscal general de la Nación, Francisco Barbosa.GETTY IMAGES

El presidente de Colombia y el fiscal general de la Nación son probablemente los dos cargos con mayor responsabilidad del país. La tensión entre los actuales, Gustavo Petro y Francisco Barbosa, no es nueva, pero en los últimos días ha traspasado una línea. Como resumen de este enfrentamiento, el presidente quiso recordarle al fiscal que era su jefe, lo que no es jurídicamente verdad, y el fiscal acabó llamando dictador al presidente, lo que tampoco responde a la realidad. Nadie espera que ambos sean amigos, más allá de que a Barbosa lo nombró el expresidente conservador Iván Duque en 2019 -este sí uno de sus mejores amigos-, pero el encontronazo público y directo, a través de Twitter, alimenta una crispación política que ya viene creciendo.

A los dos les queda aún nueve meses de convivencia en las altas instancias, que es exactamente el mismo tiempo que lleva Petro de mandato. Para algunos, eso puede ser una eternidad. El período de Barbosa como fiscal termina el próximo mes de febrero, pero en el camino el presidente debe apuntalar sus reformas clave en el Congreso y enfrentarse a su primeras elecciones en el poder. Son meses críticos para el Gobierno que se hizo llamar del cambio y al que los cambios le están costando más de lo previsto, como el propio Petro reconoció la semana pasada en una entrevista en EL PAÍS.

Que el mayor adversario del presidente sea el fiscal general no entraba en los planes. Con la oposición fragmentada tras su fracaso electoral y sin líderes claros, Barbosa ha ido abonando un papel de opositor que poco tiene que ver que con la labor que se le presupone como fiscal. Muchos analistas y periodistas colombianos aseguran que detrás de sus injerencias políticas se encuentra el deseo de postularse como candidato a la presidencia del Gobierno en 2026, lo que, en cualquier caso, él no ha confirmado (ni desmentido). Es algo, que en todo caso, tiene antecedentes por las candidaturas presidenciales que han tenido personas que fueron fiscales generales, como Alfonso Valdivieso o Viviane Morales

En este caso ha sido el presidente el que ha tratado de templar el episodio, que comenzó él mismo. “El fiscal olvida una cosa que la Constitución le ordena. Yo soy el jefe del Estado. Por tanto, el jefe de él”, tuiteó Petro desde España. Barbosa le contestó que tenía las pretensiones de un “dictador”. La Corte Suprema de Justicia de Colombia tuvo que llamar al orden, pero no a ambos. En un comunicado le pidió al presidente “sensatez, respeto y cordura”. Le afeó haber hecho una lectura errónea del artículo 115 de la Constitución, que lo denomina como jefe de Estado, y le recordó que “el fiscal general de la Nación no tiene superior jerárquico”. Petro entendió la advertencia y el sábado, ya desde Portugal donde continuaba su visita de Estado, emitió un comunicado en el que, aunque no se retracta, dice que aceptará la llamada de la Corte y que respetará la autonomía e independencia de la Fiscalía.

Barbosa siguió a su modo empujando el conflicto el pasado fin de semana. En una entrevista con la revista Semana, dijo esto: “Cuando dice que es el jefe del fiscal, me está enviando un mensaje: obedezca o no sé qué voy a hacer con usted. ¿Cómo se llama eso? Una dictadura. Es decir, Petro se está quitando el traje de demócrata y se está poniendo el traje de dictador”. El jefe del Estado, que no de Barbosa, decidió no seguir la pelea en Twitter, pero eso no ha rebajado el ruido. 24 expresidente integrados en el grupo Idea, un movimiento impulsado por líderes iberoamericanos conservadores que intenta presentarse como alternativa de derechas al Grupo de Puebla, emitieron este lunes una declaración “sobre el riesgo constitucional y democrático en Colombia”, en el que dan su apoyo al fiscal y a la Corte.

La tensión no amaina, aunque en realidad nunca lo ha hecho. Petro intentó acercarse a Barbosa hace un mes, con una larga reunión entre ambos en la que trataron el tema que los une a ambos, o más bien, en el que el presidente necesita al fiscal. Se trata de la paz total, el plan para desarmar a todos los grupos criminales de Colombia. El fiscal se ha mostrado en contra de las ideas de Petro sobre las penas y el trato a los narcotraficantes en numerosas ocasiones y el presidente trató de limar asperezas con un acercamiento. No parece que haya tenido mucho éxito.

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En los próximos meses, el Gobierno deberá enviar a la Corte Suprema de Justicia una lista de candidatos a final general a partir de 2024, sobre la que la empiezan a sonar algunas nombres en los círculos políticos, pero aún no hay nada oficial. Lo que es seguro es que esta no será la última crisis entre dos hombres con una enorme consideración de sí mismos. La que tiene alguien que se presenta a la Presidencia, como ha hecho Petro varias veces. O la que demuestra alguien como Barbosa, que ha dicho que se considera el “más preparado de su generación” o que estaba haciendo “la mejor Fiscalía de la historia”. Lucha de egos y política.

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Sobre la firma

Inés Santaeulalia
Es la jefa de la oficina de EL PAÍS para Colombia, Venezuela y la región andina. Comenzó su carrera en el periódico en el año 2011 en México, desde donde formó parte del equipo que fundó EL PAÍS América. En Madrid ha trabajado para las secciones de Nacional, Internacional y como portadista de la web.

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