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La dolce vita del fugado Puigdemont en Bélgica

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Puigdemont cenando con ex conselles y el diputado flamenco Lorin Parys en Leuven (Bélgica). Lorin Parys

Carles Puigdemont parece cada día más asentado en Bruselas. Sin embargo, está clara una cosa: echa en falta la comida española. Tras el acto que celebró ayer la ciudad belga de Lovaina, el ex president se fue de tapas con Toni Comín, ex consejero de Sanidad de ERC y a quien iban dirigidos los polémicos mensajes en los que confesaba que el procés estaba acabado.

El restaurante elegido se llama Pronto Tapas y en el escaparate luce una estelada y una foto de los Jordis, que prosiguen encarcelados desde el pasado 16 de octubre. En este local se puede degustar la típica comida española como tortilla de patatas, surtido de ibéricos, patatas bravas y croquetas.

El ex presidente fugado celebró ayer en Lovaina sus 100 días "en el exilio" en una concentración a la que asistieron 20 personas, incluidos los ex consejeros que huyeron con él. Allí aseguró que seguirá trabajando para "devolver la normalidad" a las instituciones catalanas.

Mientras tanto, Puigdemont no frena su tren de vida en Bélgica, donde el coste es bastante más elevado que en España. El ex president no parece privarse de nada: acude la ópera, comidas copiosas con sus afines y se ha alquilado una mansión en Waterloo, que cuesta 4.400 euros al mes. La vivienda tiene 500 metros cuadrados, seis habitaciones, 3 baños y un amplio garaje y terraza.

Antes de alquilar esta casa en el lugar donde Napoleón perdió la famosa batalla, el centro de operaciones del ex presidente era el hotel Husa President Park de Bruselas, un establecimiento de cuatro estrellas que pertenece a la familia de Joan Gaspart, el expresidente del FC Barcelona.

Desde allí, dirigía sus operaciones, negociaba con sus aliados y recibía a los medios afines. Sin embargo, el ex president no siempre dormía allí, ya que prefería ir alojándose en distintas residencias en busca de una mayor intimidad.

Mientras Oriol Junqueras prosigue encarcelado en la prisión de Estremera (Madrid), Puigdemont prefiere divertirse los fines de semana y acudir a exclusivos restaurantes como el de Carnivore Grill, donde degustó un caro champagne y langosta, como informó ESdiario.

Lo que está claro es que los independentistas no le hacen ascos a la comida española fuera de nuestras fronteras. Tras la manifestación separatista del pasado mes de diciembre convocada por la ANC y Òmniun Cultural, los nacionalistas acudieron a comer al restaurante "Sabores de España", donde se puede degustar jamón serrano y un buen surtido de quesos.