14 de febrero 2020 - 00:01

Estancias con historia: un viaje al pasado en pleno campo bonaerense

Castillos y palacios se alzan inmensos en plena llanura. El paso de los años hace a estas estancias cada vez más atractivas. Opciones de lujo para relajarse y disfrutar de deliciosa gastronomía.

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Relax, contacto con la naturaleza, comida casera. Estos son sólo algunas de las vivencias que se pueden disfrutar en los campos de Argentina.

A una corta distancia de la Ciudad de Buenos Aires, un abanico de estancias se levantan para ofrecer un pedazo de historia a todos aquellos que quieran hacer un viaje en el tiempo.

Aquí, cuatro opciones que guardan secretos y reviven apasionantes momentos de la historia argentina.

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Dos Talas

Para conocer su historia, hay que trasladarse a fines del siglo XIX. La estancia Dos Talas se ubicó en una porción de tierra que pertenecía a la corona española. Hoy esa zona es el pueblo de Dolores. En 1847, su propietario, don Fermín Cuestas, firmó un contrato de forestación donde se estipulaba el precio por árbol plantado, con un inmigrante vasco, don Pedro Luro. Cinco años más tarde, al volver de Europa, Cuestas se encuentra con que Luro había plantado tantos árboles que para pagarle debió escriturarle la estancia a su nombre.

En el siglo XIX, sólo matizaban por allí amplias lagunas, pajonales y pequeños montes de talas (el árbol autóctono de La Pampa).

En 1893, se construyó el casco principal de la estancia. Una de las herederas de estas tierras, Aguatina Luro, encomendó en 1908 el diseño del parque al paisajista francés Carlos Thays.

La capilla que se levantó allí es un exponente arquitectónico único que replica, aunque en menor escala, a Notre Dame.

La estancia, que hoy tiene 1.500 hectáreas de tierra, se encuentra a tan sólo dos horas de Buenos Aires. Dentro de las actividades que ofrece hay cabalgatas, las cuales permiten observar liebres, ñandúes, mulitas, entre otras especies. Los paseos alrededor de la laguna, al atardecer, son inigualables.

Quienes la visitan eligen generalmente quedarse uno o dos noches. Aunque está la posibilidad de disfrutar de esta belleza por más días. También, ir a pasar solamente un día de campo.

Ubicación: Cuartel 5°, B7100 Dolores-Buenos Aires.

La Candelaria

Repleta de mitos y leyendas, historias de amor y olvido, la estancia se alza inmensa en plena provincia de Buenos Aires, en Lobos. Allí se puede disfrutar de un día de campo o bien hospedarse en su palacio francés del siglo XVIII. Gracias a las huellas de Carlos Thays en sus paisajes, la visita vale más que la pena. Se trata de una opción refrescante y transformadora para quienes necesitan de una microescapada.

Lo interesante es que el plan se moldea a cada necesidad: es para parejas, familias con hijos (grandes y chicos), eventos, casamientos. De todo un poco.

La historia de La Candelaria y la construcción de su imponente castillo le imprimen un aura especial que vale la pena repasar. La estancia está conformada por un predio de 100 hectáreas de bosques y parques. Además, hay cabalgatas, paseos en sulky, y la posibilidad de practicar tenis, vóley, fútbol, pool y ping pong. La Candelaria fue inicialmente habitada por don Orestes Piñeiro y Candelaria del Mármol, quienes adquirieron las tierras en 1840. Cuenta la leyenda que a los campos, como a los barcos, no se les debe cambiar el nombre. Pero don Orestes hizo oídos sordos a eso y optó por renombrarla en honor a su amada esposa. Sin embargo, los años pasaban y entendieron que su imposibilidad de tener hijos era fruto de una maldición ocasionada por el cambio de identidad de aquellas tierras.

Tiempo más tarde, la pareja decidió adoptar a Rebecca, quien sería parte fundamental de este emprendimiento. Fue esta mujer, artífice y cuasi arquitecta de este imponente castillo. Luego de un viaje de un mes por Europa con don Manuel Fraga, con quien viajó de luna de miel, regresó llena de inspiración y decidida a que ese palacio tenía que llevarse a cabo. Fue el arquitecto francés Alberto Favre quien le concretó el deseo. El castillo tenía por sobre todo un objetivo: cumplir una función social, ya que su imponente estructura daba la idea de poder económico, algo ideal para hacer negocios y nuevos amigos.

Este mes, La Candelaria ofrece un interesante programa de bienestar laboral para empresas. El Wellness day; incluye masajes, charlas sobre manejos de estrés, neurociencia y productividad, entre otras.

Ubicación: Ruta 205 Km 114,5, Lobos, Buenos Aires.

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La Bamba

Esta estancia, cuyo origen se remonta a 1830, fecha en la que formaba parte de una de las postas del “Camino Real” que unía a Buenos Aires con el norte del país, es una de las más antiguas de estilo colonial argentino.

Transformada en estancia a principios del siglo XX, conserva su nombre, que viene de la palabra celta “Bahamba”, que significa “lugar de reposo y de hospitalidad”.

Fue declarada monumento nacional por la ciudad de San Antonio de Areco en 1970. Varias películas fueron filmadas allí, entre las que se destaca la obra de María Luisa Bemberg, Camila, que en 1984 fue nominada como mejor película extranjera para el Oscar.

Incluso, importantes personajes como Carlos Gardel y Manuel Mujica Láinez pasaron por allí. Hoy La Bamba es disfrute asegurado. Un paisaje místico y relajado la convierten en el lugar ideal para relajarse. Además, ofrece paseos a caballo o en carruaje, excursiones en bicicleta, masajes con piedras calientes, entre otras actividades.

Ubicación: Ruta 31 Km 7,5, B2760 San Antonio de Areco, Buenos Aires.

La Fortuna

Fundada en 1873, es conocida como el Palacio de Las Pampas. Perteneció originalmente a la familia Franco-Argentina Estrugamou. Hay varios hitos, en especial arquitectónicos, por los que esta familia se hizo conocida. Esta estancia, ubicada en Salto, provincia de Buenos Aires, a tan sólo 200 km de Capital Federal, es una de ellas.

La Fortuna fue diseñada por el arquitecto francés Le Bergere; la casa principal fue construida en 1902. Los jardines fueron diseñados por el paisajista alemán Otto Becker.

El alojamiento, de lujo, implica hospedarse en alguna de las habitaciones dentro del palacio con pensión completa. La propiedad exhibe todo el esplendor de la Argentina del cambio de siglo gracias a sus objetos antiguos, piezas de arte y su exclusivo mobiliario. Más allá de haber sido restaurada hace pocos años, su estadía es un viaje en el tiempo.

Ubicación: Salto, Buenos Aires.

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