sábado, 20 de febrero de 2021

Sergio Alipio Córdova Farfán-Perú/Febrero de 2021


 EL GRILLITO PIPÍN Y SU CANTO

                                                      

 

    Érase una vez en la tierra de Grilloland vivía PIPÍN, un grillito muy especial de la familia de Don Sheba, fue el último en salir de los 200 huevitos de la mamá Grillo Filomena que había escondido bajo la tierra. Era el más pequeñito, delgado, pálido como un papel y lo más peculiar; PIPÍN no tenía patitas largas como todos sus hermanitos, solo tenía hasta sus rodillas.

Este detalle hacía que PIPÍN sea más vulnerable en la naturaleza y dependía de él SOBREVIVIR. Los primeros sesenta minutos fueron difíciles para los 200 Grillitos hasta esperar que su exoesqueleto endurezca y les brinde una mejor protección. Al fin estaban más seguros en su primera semana y emocionados porque en Grilloland realizaban campeonatos de salto alto en los meses de verano y se preparaban todos los Grillos que vivían allí.

Filomena y Sheba; los padres de los 200 Grillitos, llevaron para inscribirlos a todos, pero no iban a inscribir a PIPÍN. Cuando llegaron al colegio había una enorme fila formado, larga, tan larga como la muralla China vista desde muy arriba; pero eso no importó a los padres buenos y estuvieron todo el día inscribiendo uno a uno con su profesora hasta que llegó el turno de PIPÍN, el insistía en querer participar, les decía a sus padres:

- ¡POR FAVOR! déjenme participar con mis hermanitos, con todos, deseo vivir al máximo el poco tiempo de vida que tenemos intentando hacer todo lo bueno que sea posible. Al oír esto sus padres decidieron inscribirlo y rogar a la maestra que le diera una oportunidad de poder participar con los demás, PIPÍN muy contento agradeció mucho a sus padres y a Julita su maestra por tan noble gesto.

Nuestro grillo peculiar todas las mañanas se levantaba muy temprano antes que todos los demás a practicar e intentar saltar lo más alto posible, esto hacía hasta que sus hermanitos se levanten pues después se dedicaba ayudar a su madre Filomena en su hogar mientras su padre Sheba buscaba alimento para la familia.

Llegó el momento del concurso de salto alto y todo Grilloland estaba tan emocionado con uno de los dos más importantes eventos que se realizaba en la tierra de Grillos. Saltaban uno a uno y había mucha competencia pues todos saltaban muy alto superándose unos a otros. Por fin llegó el momento de PIPÍN; un poco nervioso ante toda la multitud y mirando de reojo a sus padres, inclinó su delgado cuerpecito y se impulsó con las rodillas lo más alto que podía logrando saltar la mitad de altura del salto más bajo que se había anotado en el concurso. Al terminar de colocar las rodillas de PIPÍN en el suelo no se oía ningún ruido, toda la multitud enmudecida por un momento, y de repente se empezó a escuchar murmureos que decían:

- NO DEBIERON DEJARLO SALTAR ¡SABÍAN QUE NO PODÍA PARTICIPAR!

PIPÍN; triste empieza a salir de la escuela con los pasitos pequeños que engrandecían de valor su corazón y quedito repetía: LO INTENTÉ, LO INTENTÉ.

Mientras en la escuela premiaban al ganador del concurso de salto Alto, Filomena su madre va en busca de PIPÍN y lo encuentra sentadito por las raíces de un árbol cerca de la escuela, lo acaricia y le dice:

- ESTOY ORGULLOSA DE TI HIJO MIO, NO IMPORTA EL PREMIO, NO IMPORTA LO QUE DIGA GRILLOLAND, LO QUE IMPORTA ES QUE VIVISTE AL MÁXIMO ESE MOMENTO, TUS HERMANITOS, TU PADRE Y YO ESTAMOS FELICES DE TENERTE.

PIPÍN contestó:

- MAMÁ, TODOS MURMURABAN QUE NO DEBÍ PARTICIPAR, Y FROTANDO UNA FILA DE DIENTES EN LA SUPERFICIE INFERIOR DE SUS ALITAS CON VOZ TEMBLOROSA; EMPEZÓ A CANTAR.

 

Hay una estrella muy dentro de mí,

Que alumbra tanto al estar junto a ti,

Eres mi guía mi dulce alegría,

No me imagino una vida sin ti.

 

Sin mis patitas no salto tan alto

Pero contigo me siento FELIZ,

Gracias por darme tu amor sin medida

Por enseñarme el camino a seguir

 

Vivir la vida cantando por siempre,

Y para siempre cantando; por ti y para mí…….

 

Filomena al oír tan dulce y potente voz con los tímpanos ubicados en sus rodillitas, se quedó anonadada al oír una voz que llegaba a una nota mayor que la octava más alta del piano ¡SUSPIRÓ!  y SONRIENDO dijo:

- ¡OH MI DIOS! tu estrellita interior hijo mío es el canto, fue tan armonioso que hasta los árboles susurran felicidad en el movimiento de sus hojas, Jamás había oído tan preciosa canción en todo GRILLOLAND.

PIPÍN; desde allí empezó todos los días a levantarse temprano a recibir la mañana cantando, le gustaba salir de casa e irse a cantarle a aquel árbol que lo escuchó por primera vez; pero lo primero que hacía al despertar era darle un besito a FILOMENA y SHEBA, esto fue hasta que sus padres tuvieron que irse de viaje al cielo porque ya habían cumplido su ciclo de vida que en los Grillitos son de 4 meses.

PIPÍN y sus hermanitos ya eran adultos pues ya tenían 30 días de nacido, cada uno de ellos muy tristes por lo sucedido comprendieron parte de la vida y decidieron continuar luchando, ayudando a los demás y mirando su porvenir, lo hacían en memoria de sus buenos padres.

Todos ellos se volvieron a encontrar en el segundo evento más importante en GRILLOLAND; EL CANTO. Así pues, al igual que el primer evento se formó una fila enorme; pero no importó eso para PIPÍN y sus HERMANITOS pues sus padres les enseñaron que lo más importante de concursar en algún evento era disfrutar el momento, y si había algún premio este sería para el GRILLITO QUE DISFRUTARA MEJOR SU MOMENTO.

Como siempre la competencia fue muy difícil ya que todos cantaban notas Altas. Y llegó el momento de PIPÍN brevemente cerró los ojos y recordó las palabras de su mamá FILOMENA, el sacrificio de SHEBA al llevar todos los días alimento a casa, y también al árbol que con sus raíces lo vio nacer y escuchar su primer canto, levantó su cabecita, abrió los ojos y empezó a cantar transmitiendo su historia a cada uno de los oyentes:

 

Hay una estrella muy dentro de mí,

Que alumbra tanto al estar junto a ti,

Eres mi guía mi dulce alegría,

No me imagino una vida sin ti.

 

Sin mis patitas no salto tan alto

Pero contigo me siento FELIZ,

Gracias por darme tu amor sin medida

Por enseñarme el camino a seguir

 

Vivir la vida cantando por siempre,

Y para siempre cantando; por ti y para mí…….

 

Al terminar todo ser vivo de la naturaleza se levantó y aplaudió, una lagrimita de felicidad cosquilleaba su carita de PIPÍN, sintió que todo el mundo sabía lo que él deseaba y esto es ¡VIVIR AL MÁXIMO CADA MOMENTO! finalmente empezó la premiación y no tengo que decir quien ganó; lo que si les puedo contar es que al subir a recibir su premio dijo lo siguiente:

- EL PREMIO MAS IMPORTANTE QUE RECIBO DEL EVENTO, HOY ESTA NOCHE YA ME LO REGALARON; PUES CADA UNA DE SUS SONRISAS, SUS MIRADAS QUE REFLEJABA MI HISTORIA EN EL CANTO Y APLAUSOS DE USTEDES PRESENTES, ES EL MEJOR PREMIO QUE PUEDO RECIBIR, MUCHAS GRACIAS A TODOS Y NO DEJEN DE VIVIR SU MOMENTO. Abrazó a todos sus hermanitos y sonriendo cantaban en coro:

 

A vivir el momento, a vivir el momento

Que no hay mañana, ¡PEOR SIN INTENTO!

Que no hay después, ¡NI LÁGRIMA, NI LAMENTO!

 

Abraza a tu hermano, ¡INVENTA UN MOMENTO!

Dile feliz cumpleaños o ¡FELIZ DÍA DEL MAESTRO!

Sonríe a la vida ¡SONRIÉLE AL TIEMPO!

 

Agradece siempre a DIOS, ¡NO LE PONGAS PRETEXTO!

Cuida esta tierra ¡DEMUESTRA RESPETO!

Valora a los tuyos ¡SON ÚNICOS, ACÉPTALOS!

 

A vivir el momento, a vivir el momento

Que no hay mañana, ¡PEOR SIN INTENTO!

Que no hay después, ¡NI LÁGRIMA, NI LAMENTO!



Bueno amigos; así termina la historia de PIPÍN, espero se hayan transportado a GRILLOLAND; como yo lo hice al escribir este cuento. FELIZ CADA MOMENTO; SONRÍE, TE ESTOY VIENDO.

   

 


Dedicado a mí esposa Elizabet

 


1 comentario:

Fredy Regalado dijo...

Que historia tan tierna, original y con un gran mensaje de valor, estima y fe. Gacias por compartirla estimado Sergio