680 hectáreas de pajonales fueron consumidas por las llamas en el Atacazo

Incendio cerro Atacazo. Foto: Bomberos Quito

Incendio cerro Atacazo. Foto: Bomberos Quito

Moradores de barrios cercanos al cerro Atacazo han colaborado con las labores de extinción del incendio. Foto: Eduardo Terán / EL COMERCIO

El incendio en el cerro Atacazo comprometió a 680 hectáreas de pajonales, hasta las 10:40 de este lunes 1 de octubre del 2018. Las tareas de sofocación se reanudaron a las 03:30 con 100 efectivos y 15 vehículos del Cuerpo de Bomberos de Quito.

El helicóptero Argus realiza sobrevuelos de monitoreo con cámara termográfica para identificar puntos calientes y coordinar acciones operativas en tierra, para tratar de apagar las llamas del incendio que se reportó a las 14:50 del último sábado.

Según Francisco Alvear, comunicador del Cuerpo de Bomberos de Quito, en la zona hay pendientes entre 60 y 70° de inclinación. A esto se suman los fuertes vientos y bajas temperaturas, que dificultan las labores de los bomberos. Ellos combaten para que las llamas no lleguen hasta el Distrito Metropolitano. “Las labores de extinción se las realiza de forma manual y de ahí su complejidad”, dijo.

El primer grupo que fue desplazado al sector lo conformaron 25 miembros de las Brigadas de Respuesta a Incendios Forestales (Brif), equipados con herramientas especializadas en labores de combate al fuego, además se trasladaron en un helicóptero Argus, para monitorear y coordinar las operaciones.

Debido a la fuerza del incendio, la Secretaría de Gestión de Riesgos informó que el COE cantonal de Mejía tomó la decisión de evacuar aproximadamente a 75 familias del sector de Cutuglahua por el peligro que representa el fuego.

Las primeras actividades fueron suspendidas a las 20:00 del sábado 29 de septiembre, debido a las condiciones climáticas adversas y por la topografía de la zona. Las labores se retomaron a las 04:00 de este domingo 30 de septiembre, con 30 miembros de la ‘casaca roja’ de Quito y seis vehículos contraincendios. Los bomberos se colocaron en una línea de 2 kilómetros para apagar las llamas.

Hasta ayer, el incendio era catalogado como de nivel tres, es decir, la máxima alerta en incendios forestales, y ya había consumido más de 10 hectáreas de bosque.

El Atacazo, ubicado a 10 km al suroeste de Quito en la parroquia de Cutuglagua, forma parte de un complejo estrato volcánico de la cordillera occidental junto con el Ninahuilca.

La flora que se vería afectada es de plantas nativas de la zona, como romerillo, pumamaqui, bromelias y orquídeas. La fauna que habita en su entorno la conforman conejos de monte, lobos, quilicos, golondrinas, tórtolas, mirlos, huiracchuros, etc. En la cima de esta montaña incluso existen registros de nidos de cóndores.

El ECU 911 además señala que debido a la gran cantidad de humo y ceniza derivada del incendio, desde el Valle de Los Chillos y Mejía se visualizaron nubes opacas que no tienen relación con erupciones volcánicas. 

Vecinos y bomberos se unen para apagar las llamas

Un fin de semana de infierno vivieron los moradores del barrio El Mirador de la comunidad Santo Domingo de Cutuglahua del cantón Mejía, suroccidente de Quito.

Los vecinos de El Mirador y los Bomberos del cantón Mejía se unieron para apagar el fuego.

Ramiro Barros, alcalde del cantón Mejía, destacó que han recibido ayuda de los helicópteros de la Policía y Fuerzas Armadas. "Esta parte de Cutuglahua está controlada", pero todavía existía focos dispersos de fuego que podrían reactivar el incendio si el viento sopla con más fuerza.

Gabriel Conde es comandante del Cuerpo de Bomberos de Mejía. Dijo que en esa zona hay animales silvestres, principalmente conejos, que resultaron afectados. "En días anteriores se observó a osos, zorros y caballos que huían del incendio".

Hernán Tapia es propietario de una hacienda en esa zona. Colaboró en apagar las llamas junto a otras personas de ese sector. Lo hicieron con palos, machetes y ramas. Hasta la 01:00 de hoy, la gente ayudó incluso con agua y comida. La mayor preocupación era que el fuego avance hasta las casas ubicadas en las faldas del Atacazo.

Alfredo Caiza estaba con la cabeza manchada de ceniza y sudor. Lucía consternado por la destrucción. "Esto lo provocó la gente mala".

Agustina León estaba preocupada porque la tubería de agua se les dañó por el incendio. Su vecina, Martha Orozco, opinó lo mismo. "Estamos desde las noche anterior ayudando".

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