Paul Rodríguez-Lesmes
Paul Rodríguez-Lesmes

Hace unos meses el sistema de salud colombiano está lidiando con el desabastecimiento de medicamentos. Desde la creación del sistema de salud, Colombia ha estado atento al mercado de medicamentos con muchas de las mejores medidas disponibles a su alcance, teniendo en cuenta una limitación clave: es un país pequeño y con poca relevancia para las decisiones estratégicas de los mercados mundiales farmacéuticos.

Aunque tenemos nuestra propia industria, esta tiene una vocación principalmente local y gran parte de los insumos vienen de las grandes potencias del sector, China e India. Luego, todo lo que tenga que ver con medicamentos en nuestro país está dictado por el comercio internacional.

El mundo post-Covid trajo grandes retos al comercio internacional, desde la crisis de los contenedores hasta los misiles cayendo en el golfo de Adén, entre Yemen y Somalia, lo que ha llevado a grandes sobrecostos (inflación) y a gran incertidumbre. Se ha visto en el sector automovilístico, por ejemplo, con las dificultades para conseguir autopartes y el retraso en la entrega de nuevos pedidos, en todo el mundo, algo similar ocurre con los medicamentos. Hace un par de días el presidente de EE.UU. le pidió a los hospitales “pagar más por los medicamentos” para mitigar la peor crisis de desabastecimiento de medicamentos de la última década.

La situación actual causa un problema serio para el gobierno. La lucha usual ha sido por frenar los precios de los medicamentos, por ejemplo a través de la política de precios máximos que impera para algunos productos, siempre ha tenido una tensión con garantizar el suministro de los productos.

En un contexto en el que las farmacéuticas querían obtener ganancias a costa del bolsillo del que se dejase, estas estrategias son vitales y se tiene amplio espacio de maniobra. Pero, cuando los suministros son muy poco confiables es necesario pagar de más para estar más adelante en la fila. Explicado en palabras simples: supongamos que queremos ir a un concierto, si el grupo viene seguido y está muy caro, podemos ir a una boleta más barata, esperar a comprar una boleta revendida que esté barata, o simplemente esperar a otro año. Pero si el grupo no va a volver, es su última presentación y es increíblemente famoso, hay que sentarse a dormir frente a la taquilla. Así como ocurrió con las vacunas Covid, el gobierno tendrá que alistar su sleeping y preparar su chequera para asegurar contratos viables.

Lo preocupante es que esto nos toma en una situación muy compleja. El Instituto Nacional de Vigilancia de Medicamentos y Alimentos (Invima) presentó múltiples retrasos en la autorización de registros, pero sobre todo, con la estrategia del gobierno para asfixiar a las Entidades Promotoras en Salud (EPS) –que pasa por asfixiar a todo el sistema necesariamente–, se crean dudas entre los proveedores para realizar compras grandes y asegurar abastecimiento por largo tiempo.

Visto de otra forma, si no estoy seguro de si me van a pagar el sueldo el mes siguiente, mejor compro lo del día en vez de hacer un mercado gigante que me deje sin dinero para las semanas que vienen. La profundización, cada vez mayor, de la incertidumbre sobre los pagos en el sector llevará inevitablemente a profundizar el desabastecimiento.

¿Qué podría hacer el gobierno? Ya tiene un plan para adelantarse al desabastecimiento basado en monitoreo y planes de sustitución entre productos que debe cumplirse, pero no es suficiente dejarle la tarea sólo al Invima y a la dirección de medicamentos.

Hay dos cartas que puede jugar: (i) usar su mismo discurso, e imponer el giro directo, al menos por cuentas farmacéuticas, para que los proveedores vean menos riesgo de no pago frente al futuro inmediato de las EPS; (ii) utilizar la experiencia de Hepatitis C y realizar compras centralizadas de productos que sean clave. La compra centralizada sirve para mejorar precios, es una estrategia usual, pero puede servir para asegurar negocios al realizar compras por grandes volúmenes. El país tiene mucha experiencia en estos temas en el sector energético, y no estaría mal en aprovechar esa experiencia para lograr confiabilidad en tiempos de crisis.

Paul Rodriguez-Lesmes es profesor de la Facultad de Economía de la Unviersidad del Rosario, y su principal foco de interés es la economía de la salud. Es decir, busca responder preguntas como, ¿cómo se deben asignar los recursos de salud dentro del sistema?, ¿cómo funcionan las relaciones económicas...