El gobierno del presidente Gustavo Petro dio otro paso para negociar con la “Segunda Marquetalia”, disidencia formada por “Iván Márquez” al traicionar el Acuerdo de Paz en 2019. En febrero anunció el inicio oficial de los diálogos, el 1 de marzo reconoció a nueve negociadores del grupo y nombró a Armando Novoa, exmagistrado electoral, como jefe negociador.

Desde que “Márquez” huyó hacia Venezuela, hay poca información de cómo se articula y actúa el grupo en territorios de influencia de las antiguas Farc. Unas luces interesantes las da la Fundación Core, que acaba de sacar un informe* sobre el estado actual de ese grupo.

El informe revela que la disidencia de “Márquez” estancó su crecimiento en los últimos tres años, respecto al Estado Mayor Central (EMC) que lidera alias “Iván Mordisco”. Pero mantiene un fuerte control territorial en Nariño, Putumayo y Caquetá. En Nariño, por ejemplo, los investigadores evidenciaron la construcción de vías, muelles y hasta una clínica para la población.

La Silla Vacía habló con Juanita Vélez y Kyle Johnson, los investigadores y editores del informe, para entender la expansión de esta disidencia, cómo llega a la mesa de negociación y qué puede ofrecer jurídicamente el gobierno para que entre a la Paz Total.

JV es Juanita Vélez.

KJ es Kyle Johnson.

El informe hace una radiografía a la Segunda Marquetalia. Dicen que de 2021 a 2024 se estancaron en 15 frentes, mientras que el EMC de “Iván Mordisco” ya tiene 26. ¿Cuál es el estado actual de la Segunda Marquetalia?

KJ: Hay varios factores que inciden en ese estancamiento de la Segunda Marquetalia. 

La Segunda Marquetalia tiene tres alas: El ala Farc-EP que es la de “Márquez”, que no ha crecido. La otra es Comandos de la Frontera, que opera en Putumayo, Caquetá, Amazonas, y un pedacito de Cauca, liderado por alias “Araña”; y la Coordinadora Guerrillera del Pacífico, liderada por alias “Diego” en Nariño. 

El ala de “Márquez” está estancada, en parte, porque enviaron ciertas personas de distintas partes del país para crear estas unidades. Pero se encontraron con otros grupos armados existentes que podían entrar en choque militar. Igualmente, se encuentran con dificultades en reclutar, dificultades de establecer redes económicas.

El único caso que era exitoso, en el ala de “Márquez”, fue el caso de “El Paisa”, que en Caquetá recreó la “Teófilo Forero”. Tenía legitimidad, una base social, raíces económicas, todo para que tenga una unidad exitosa, pero lo mataron. 

JV: Otro factor que tenemos en el informe es que los liderazgos como “Iván Márquez” son líderes viejos y lo que vimos al final es que los líderes viejos no necesariamente están significando unidades más fuertes. Y eso también puede explicar de pronto esa debilidad, como otro factor adicional. 

A la Segunda Marquetalia se le suele decir que es la disidencia de “Iván Márquez”. ¿Él tiene control de toda la disidencia?

KJ: Sí y no. “Márquez” es uno de los líderes, lidera el ala Farc-EP. Y es probablemente el ala más débil de esa disidencia. Tiene unas unidades dispersas en el país y la más fuerte es el Frente Acacio Medina de “Jhon 40” que opera más que todo en Venezuela, entonces su frente más fuerte ni siquiera está en el país. 

JV: Por eso en el informe decimos que existe un retroceso organizativo en la Segunda Marquetalia. “Iván Márquez” sale con el plan de ser el jefe de todas las disidencias, incluso las de Gentil (Duarte, ya dado de baja) en su momento. Y obviamente “Márquez” sale con la idea de que va a reconstruir las Farc, como él la conocía, es decir, con un esquema de verticalidad. Estamos hablando de un grupo sobre el cual tenemos evidencia de que no tiene un solo líder. Es una coalición de líderes. 

En el informe hablan de que la motivación de las disidencias es tanto política como económica. ¿Cuál es la de la Segunda Marquetalia?

JV: La motivación política más clara está en el ala Farc-EP: el interés de hacer ciertas reformas políticas, la idea de ver una especie de justicia transicional que cumpla con sus intereses. Las tres alas obviamente tienen motivaciones económicas y financian su guerra a partir de esas motivaciones económicas, pero eso no quiere decir que “Iván Márquez” no quiera algo distinto en términos políticos. 

KJ: Las motivaciones son dinámicas, pueden cambiar. Por ejemplo: a principios de 2023, en el trabajo de campo que terminó alimentando el informe, vimos una capacitación ideológica dentro de la Segunda Marquetalia en Nariño, en donde está la Coordinadora Guerrillera del Pacífico.

Reunieron a la comandancia de dos frentes militares. Fue una reunión en que la persona que llevaron habló de distintos temas políticos, de la revolución cubana, del Programa de Sustitución de Cultivos (Pnis). Lo interpretamos como una preparación de las bases para negociar. 

Dentro de las motivaciones económicas que describe su investigación está la minería, el narcotráfico y la extorsión, que son las mismas fuentes de plata de otros grupos ilegales. ¿Cómo se ve la plata dentro de la Segunda Marquetalia?

KJ: En la guerra, sin duda. Invierten en su propio grupo, en su propia gente, en sus armas, en los sueldos de la gente, porque en la Coordinadora Guerrillera del Pacífico y en Comandos de la Frontera pagan a sus miembros. Entonces eso es una inversión. Las armas que tienen en Nariño son impresionantes y hasta los rasos las usan. Son armas que parecen tener alta tecnología, son armas recientes, no las viejas que se veían en las Farc. 

Por lo menos en Nariño se ve sus inversiones en obras, a veces hacen obras en las comunidades donde operan, pero es difícil saber a dónde va la plata del narcotráfico. 

¿Esas obras hacen parte de la gobernanza en el territorio que tienen las disidencias?

KJ: La gobernanza es un tema supremamente interesante porque a veces es una estrategia como de una inversión en lograr control territorial y otras veces es una estrategia para mantener el control ya establecido. Se ve básicamente en todas partes donde la Segunda Marquetalia tiene un fuerte control. 

En Putumayo, hablando con una persona que vive en el área donde vive “Araña”, me decía que en una reunión de los Comandos de la Frontera sus miembros se quejaron de tener que resolver tantos problemas de la comunidad. Ponen reglas de que si puedes vender droga entonces no puedes consumirla. Quizás la regla más importante es no asociarse con el grupo armado enemigo. Eso es una sentencia de muerte.

Y los grupos dicen proteger la población. A veces eso convence, a veces no, pero hay casos interesantes también. 

En Nariño conocimos una clínica con médico y enfermera, construida y pagada por el grupo por la Segunda Marquetalia. Eso sucede más que todo en Nariño y Putumayo con las unidades propias de las Farc-EP. 

¿Cómo entra a jugar esa debilidad de la estructura que plantean en la mesa de negociación entre el gobierno de Gustavo Petro y los nueve miembros de las disidencias que ya están reconocidos por el gobierno? 

JV: Yo creo que es muy difícil que ese proceso avance. Primero en los tiempos que tiene este gobierno. Y segundo, por los desafíos que tiene de representatividad la disidencia. Exactamente, ¿quién lidera?, ¿quién tiene más voz? Y eso ¿cómo va a aterrizar en una agenda de negociación? Si tenemos tres alas de las cuales no sabemos muy bien cómo es la relación entre una y otra, eso ¿cómo se va a aterrizar? 

Creemos que el ala Farc-EP, de “Márquez”, tiene más incentivos que las otras dos alas para negociar.

KJ: “Márquez” en particular va a querer un acuerdo de alguna forma nacional que toca temas de política nacional, aunque es un grupo realmente regional y su enfoque, por lo tanto, debería ser regional. 

Pero tenemos un gobierno que es súper generoso con las agendas. Si uno mira la agenda de participación con el ELN, se podría discutir todo. Con el EMC se negocia casi todo. Y eso es parte del incentivo que hemos hablado internamente es ¿quién va a tratar mejor a Márquez que este gobierno? Ningún otro gobierno seguramente querrá negociar con él. 

¿Cuál es la representación de esas tres alas de la Segunda Marquetalia en la mesa de negociación?

KJ: De los nueve, la mayoría, cuatro personas, son del ala Farc-EP. Y es curioso porque no están en Colombia. De hecho, el primer negociador es “Zarco Aldinever” y su base social, en la guerra, fue Meta, más que todo en los llanos. Y él trata de hacer cosas en los llanos, pero vive en Venezuela, entonces no le sale tan bien. 

Hay además dos personas que son de Comandos de la Frontera y lo interesante aquí es que “Araña”, el jefe máximo de Comandos de la Frontera está ahí. 

Y, finalmente, hay tres personas de Nariño, de la Coordinadora Guerrillera del Pacífico. El que me parece más interesante es “Allende”. Él es el comandante de lo que llaman allá “Bloque Occidental Alfonso Cano”, que es el bloque más fuerte de las unidades de la Coordinadora del Pacífico, pero de política no sabe nada. En términos de negociar reformas políticas al futuro, él no es la persona para hacerlo.

En suma, el ala Farc-EP, que es la más débil militarmente, tendrá en la mesa mucha más voz.

La contraparte en la mesa estará encabezada por Armando Novoa, quien fue designado como jefe negociador del gobierno. Lo conocemos más como un experto en normas electorales y por un momento fue asesor de la negociación en La Habana ¿Qué esperar de él? 

JV: Es un poco extraño este nombramiento. Creo que eso va a ser un desafío, porque además se sienta a negociar una disidencia que tendrá línea directa con alguien que sí tiene muchísima experiencia en negociación, que es “Iván Márquez, y que fue el jefe negociador del acuerdo de paz de La Habana. 

KJ: Lo único que tendría sentido para mí es que Novoa, que tiene algo de perfil político, tenga un socio en la mesa muy técnico en negociar. Un poco simplificando y sin ganas de ofender, lo que veíamos con Sergio Jaramillo, y Humberto de la Calle en los diálogos en Cuba. Sergio, muy técnico en la negociación, Humberto que sabe de negociar, pero tiene el peso político. Realmente si algo termina pasando así, bueno, pues puede tener algo de sentido, pero así solo no tiene mucho sentido.

“Márquez” ya traicionó un Acuerdo, que fue el de 2016. ¿Qué le puede ofrecer el gobierno a esa disidencia?

KJ: El Estado Mayor Central y la Segunda Marquetalia comparten un problema jurídico. Lo que se llama la ley de la paz total tiene una restricción jurídica muy clara, pero a la vez muy ambigua. Dice que las personas que han firmado un Acuerdo con el Estado colombiano previamente solo pueden negociar su sometimiento jurídico. Es decir, a nivel individual. La negociación se hace con una organización. Entonces lo que hace esa ley es terminar metiéndose en la seguridad jurídica de los debates jurídicos que pueden ocurrir en la mesa. 

Será un tema supremamente complejo, porque no puedes entrar a decir: “usted, “Márquez”, traicionó el Acuerdo, entonces ‘paila’”. “Usted, “Jhon 40”, no traicionó el Acuerdo, entonces se va a la JEP”. No puedes individualizar así y crear ese tipo de criterios, porque divides la organización y generas un incentivo para no firmar ningún acuerdo. 

¿Qué querrá alguien como Márquez? Yo creo que más que todo seguridad jurídica. Que no lo extraditen. Sin eso, no firma nada, porque él volvió básicamente a la guerra por eso. 

Otro interés de “Márquez” va a estar en la participación política. Pero a “Araña”, a “Diego”, a “Allende, o a “Uriel”, otro de la negociación que viene de los Contadores (un grupo narco de Nariño), no les importará eso. Entonces será un balance difícil.

Una versión de esta entrevista está al aire en el episodio de hoy de Huevos Revueltos con Política:

*El informe fue hecho con el apoyo de la Embajada de Canadá en Colombia.

Soy la editora de la sección En Vivo, coordinadora de podcast de La Silla Vacía y dirijo los Huevos Revueltos con Política. Soy periodista de la Santo Tomás y tengo una maestría en ciencias políticas y relaciones internacionales de la Universidad del Rosario. Fui reportera política en El Nuevo...