El pulso por la rectoría de la Universidad de Antioquia no solo se libra en los 287 mil metros cuadrados de su principal campus, en Medellín. Las apuestas por uno y otro candidato han trascendido los canales de propaganda universitaria, reciclando la acalorada relación entre el gobernador de Antioquia, Andrés Julián Rendón, y el presidente Gustavo Petro. Ambos mandatarios tienen silla en el Consejo Superior Universitario (CSU), pero sus votos no son suficientes para elegir a un rector amigo, y justo por eso cada parte perfila su estrategia para influir en la elección. El gobernador y el presidente tienen intereses diametralmente opuestos en la universidad, por lo que la puja está lejos de ser solo una cuestión de honor. 

Esta elección es atípica porque el tablero de poder cambió en la universidad durante las regionales pasadas. La victoria de Rendón anticipó que, por primera vez en años, los gobiernos departamental y nacional no estarían de la misma orilla en el CSU. Incluso fue el gobernador quien cerró filas en días pasados al sugerir que entre 2 mil estudiantes, que ajustan más de 14 semestres en la universidad, “estarían los que van a cosas diferentes a estudiar”. El mandatario enarboló los ánimos, y fue señalado como responsable de una riesgosa estigmatización, pero ese fue solo el primer gesto para meterse en la puja rectoral. 

La avanzada por el lado de Petro luce más ambigua. Voceros del gobierno sostienen que el presidente no meterá mano en esta elección, pero el representante por el Pacto Histórico, Alejandro Toro, confirma que “desde hace un año nos estamos moviendo para influir en la escogencia del rector”. Lo cierto es que de por medio está el rumbo de la segunda universidad pública del país, que este año moverá $1,6 billones (la quinta parte del presupuesto de una ciudad como Medellín) y que en 2027 definirá su plan de acción para los siguientes 10 años. 

“Tener un rector amigo, que le ayude al presidente a ejecutar su plan de desarrollo en el departamento, podría ser un golpe bajo para el gobernador”, dice un directivo de la universidad, que pide la reserva por no ser portavoz. 

Rendón mostró sus cartas antes de la elección 

El mensaje del gobernador sobre los “estudiantes eternos” no fue un acto aislado. Sus declaraciones mostraron cuál es su concepción sobre los problemas de la universidad (adscrita a la Gobernación, pero financiada en un 80% por la Nación, entre giros directos y transferencias) y, de paso, confirmaron que está montado en el bus para elegir rector. Su rol como cabeza del CSU limita que se marque públicamente con un candidato, porque podría viciar la elección, pero eso no lo ha privado de enviar señales sobre quién encabeza su lista de contradictores. 

“La universidad se ha embarcado en una muy mala aplicación de recursos, del orden de $140 mil millones”, le dijo Rendón a la revista Semana, luego de encender el debate por los estudiantes que tardan más de lo esperado en graduarse. Y agregó: “El actual rector dice que ese es un derecho de los estudiantes, y eso explica por qué hay tantas dificultades en la universidad. Esta administración lleva siete años o más en esa posición. Ven pasar los temas y no les ponen la debida atención. Eso no pasará conmigo”. 

El actual rector de la U. de A. es John Jairo Arboleda, quien ahora puja por su tercera elección. Pero sus malas migas con el gobernador tienen raíces en el pasado y no solo responden a su gestión, cuestionada por permitir el crecimiento de las ventas informales y no combatir las rentas de microtráfico que se mueven al interior del campus. Fue Arboleda quien derrotó en 2018 a Mauricio Alviar, hoy secretario de Educación de Rendón, en su intento de reelección como rector de la universidad. 

Alviar, quien hoy le habla al oído al gobernador y quien podría relevarlo en el CSU en cualquier momento, representa lo opuesto al actual rector. En su periodo (2015-2018) persiguió a los venteros informales y emprendió una cruzada contra los ilegales, prohibiendo la venta de drogas en el campus. También reforzó los controles limitando el ingreso e incluso, en 2020 y ya como exrector, en medio de un paro de estudiantes y profesores, propuso el cierre de la universidad por una “grave crisis”. 

El nombramiento de Alviar como secretario fue solo la confirmación en voz alta de que el tablero de poder cambió en la universidad. El CSU tiene 10 sillas, hoy ocupadas por el gobernador, un delegado del presidente Petro y otro del Ministerio de Educación, dos representantes internos (uno de directivas y otro de profesores) y otros tres externos (egresados, exrectores y el sector productivo). El rector titular también cuenta con un asiento, pero no tiene derecho a voto, y los estudiantes no ejercen su representación desde 2004.

Es en esta arena donde hoy Arboleda y otros ocho candidatos inscritos el 5 de febrero pasado se juegan su aspiración. La elección, que deberá estar lista el 19 de marzo, opera como una designación: quien sume cinco de los 8 votos activos en el CSU se convertirá en rector. La puja tensa los ánimos en la universidad y valoriza las cartas de parte y parte: Rendón podría sumar dos votos, incidiendo en el sector productivo, y el presidente Petro suma el suyo y el del MinEducación. “Alviar es exrector, y no solo conoce el sector, también tiene allá sus afectos e intereses”, anticipa José Obdulio Gaviria, ideólogo del Centro Democrático y cercano al gobernador. 

Ni de Rendón ni de Petro: la puja interna por desmarcarse 

Las tensiones entre Rendón y Petro se colaron por entre las rejas de la U. de A. y hoy son parte del termómetro de la elección rectoral. Directivos y profesores hablan incluso de bloques y de candidatos apadrinados por cada mandatario. “Además de Arboleda, que representa la continuidad, hay dos modelos en disputa: uno cercano a la élite antioqueña, que priorizará el prohibicionismo y la seguridad, que es el que anticipa el gobernador; y otro más vinculado a la gratuidad y al desarrollo territorial propuesto por Petro”, dice el directivo que pide la reserva. 

Pero la conquista de esos votos se hace por debajo de la mesa. Porque un respaldo directo de Rendón o Petro podría restarle margen de maniobra entre los demás miembros del CSU a cualquier candidato. “Hay un afán por encasillar a los candidatos en una orilla u otra para invalidarlos”, alega la candidata Natalia Gaviria, exdirectora de la Sede de Investigación Universitaria (SIU) e hija del fallecido jurista Carlos Gaviria.

Tres fuentes consultadas por La Silla, que son cercanas a los miembros del CSU y que por eso pidieron no ser citadas, sostienen que Gaviria es la candidata más cercana a Rendón. Ella, sin embargo, agrega: “Al gobernador, ni lo conozco. No he tenido contacto con él personalmente. Me encasillan porque trabajé con Mauricio Alviar en el pasado, cuando fue rector. Pero yo no soy la candidata de nadie, así aquí digan que soy la del gobernador, la del narcoparamilitarismo y hasta la de la izquierda”.

En una postura similar se para John Mario Muñoz, exdecano de la Facultad de Ciencias Sociales, hermano de León Fredy Muñoz (hoy embajador en Nicaragua) y tío de Juancho Muñoz, diputado antioqueño del Partido Verde. A John Mario se le rotula como el más afín al gobierno Petro, no solo por sus vínculos familiares, sino por las causas que ha defendido y por una cercanía con la senadora del Pacto Histórico, María José Pizarro. 

Él, sin embargo, sienta postura: “Un estudiante de región no va a preguntar si el cupo se lo asignó Petro, Rendón o Uribe. Siempre he querido estar más allá de los temas partidistas porque la educación es un bien colectivo. Mi hermano no me puso a estudiar, no me dio el título de doctor y no me hizo publicar más de 10 libros”. Pese a esto, las tres fuentes consultadas por La Silla sostienen que Gaviria y Muñoz son las cartas iniciales de Rendón y Petro.

En total, incluyendo a Arboleda, Gaviria y Muñoz, son nueve los candidatos que pujan por la rectoría. Elvia González Agudelo, Ramón Javier Mesa, Luquegi Gil Neira, Carlos Fernando Arroyave, Jaime Andrés Cano y Javier Darío Fernández cierran el ramillete. Mesa y Gil, por sus contactos y trayectoria, podrían ser los planes B del gobernador y el presidente como movida para desmarcarse y arrastrar más votos en el CSU.

Estos son los vasos comunicantes que acercan o alejan de Rendón y Petro a los candidatos más opcionados, según las fuentes consultadas por La Silla y la evaluación de sus hojas de vida:

Dos estrategias distintas para un mismo juego

José Obdulio Gaviria, el ideólogo del Centro Democrático, sostiene que en los consejos de gobierno de Rendón no se ha tocado el tema de la elección rectoral, pese a que el gobernador no ha ocultado en público su interés de darle un rumbo distinto a la universidad. El uribista, aunque reconoce que Alviar puede conservar intereses en la institución, desvirtúa cualquier acercamiento suyo o del gobernador con Natalia Gaviria u otro candidato. Afirma, eso sí, “que Arboleda, el actual rector, no gusta mucho del estilo del gobernador, porque no le interesa su política de productividad, eficiencia y disciplina interna”. 

Con esta afirmación, Gaviria entrega pistas sobre las características del candidato que contará con el voto de Rendón y, probablemente, con el del sector productivo, que aglutina al empresariado de la región. La cosa, dice el representante Toro, es que hoy nadie tiene las mayorías: “Como la elección no está resuelta, estamos buscando a la persona que más se acerque a nuestro proyecto. Puede que no tenga el ADN completo del progresismo, pero que sea alguien con quien se pueda remar en la misma dirección”. 

Y agrega, ante la pregunta de si el gobierno Petro ya tiene candidato: “El objetivo es hacerle peso al contrario, que es el gobernador. No menciono nombres, pero sí hay cercanía con algunos candidatos. Ojalá quedara alguien de las entrañas de nuestro proyecto. Haremos todo lo posible por incidir”. Salome Restrepo, representante del presidente en el CSU, respalda parte de esta postura y afirma que desde el gobierno no comparten la “persecución política” en la que podrían resultar los mensajes de Rendón. 

En lo que difieren el congresista y los voceros oficiales de Petro es en si hay o no una ruta clara para influir en la elección. Restrepo dice que no hay un plan, que la posición del gobierno dependerá de los resultados de las consultas entre estudiantes, profesores y egresados, que se harán el próximo 12 de marzo (la votación no es vinculante, pero suele ser respetada en el CSU). “La idea es que sea alguien con quien se pueda llegar a acuerdos. A ningún rector le conviene estar alejado del ministerio o del gobierno”, dice Restrepo. 

La postura de la representante del presidente en la universidad es la misma que comparte con La Silla el viceministro de Educación Superior, Alejandro Álvarez. El funcionario reconoce que hay interés en tener un rector de la cuerda del gobierno, que impulse la ejecución del plan nacional de desarrollo, la ampliación de la cobertura y la inclusión de las poblaciones vulnerables, “pero eso es cosa de todos los gobiernos”. 

Y confirma, como Restrepo, que las consultas y las hojas de vida marcarán el compás de los respaldos del gobierno en esta puja. “Al viceministerio no han llegado nombres de ningún candidato”, asegura Álvarez, quien justo este jueves participará de un foro educativo en Medellín. “La directriz que tenemos es darles valor a las consultas y elegir según la formación. Eso suena romántico, porque no es un secreto que hay muchos intereses, pero miraremos con lupa cualquier intento de corrupción”. 

Por ahora, mientras cada parte baraja sus cartas, solo hay claridad en una fecha: el 19 de marzo debe salir humo blanco del CSU, con la elección del nuevo rector. Quien se quede con la mayoría de votos tendrá que timonear a 30 mil estudiantes, ocho mil profesores y 1.600 empleados, además de montarse en la discusión por la reforma a la educación superior (Ley 30) que encenderá motores en el Congreso en el segundo semestre de este año. Encontrar un punto medio, en paralelo a la guerra fría entre Rendón y Petro, tampoco será un reto menor. 

Notas del Editor:

*El periodista que escribió esta historia es estudiante de la Universidad de Antioquia. 

*La redacción inicial de esta nota se cambió para aclarar que la candidata Natalia Gaviria no afirmó que “la conquista de los votos se hace por debajo de la mesa”. La nueva versión del texto precisa que esa es una afirmación de La Silla Vacía y no de Gaviria.

Periodista y casi politólogo. Trabajé en El Colombiano y con una crónica gané el premio Simón Bolívar en 2023. Ahora soy el corresponsal de La Silla Vacía en Antioquia. Escríbame al correo ehenao@lasillavacia.com